Hay un puerta en la palma de mi mano
Al abrirla;
descomprimiéndose y a reventón
se liberan litros y litros
de agua, agua que no es fría
ni caliente.
Moja mis pies, mis tobillos,
mi vientre, mi cuerpo.
Al entrar a mi boca la bebo,
nada cambia en esta habitación,
un cigarro se consume,
todos los libros en "orden",
un línea vertical parpadea en el computador,
nada se altera,
solo esta agua desconocida,
que de alguna parte,
vino a morir a otra.
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